Emilio Adolfo Westphalen Milano a été un poète surréaliste, essayiste et promoteur culturel péruvien. Fils d'une famille importante à Lima, Westphalen a étudié à la Faculté de Lettres de l'Université San Marcos.
En 1933, il publie son premier livre Las ínsulas extraáas, puis Abolition de la mort..
J’ai laissé reposer tristement ma tête…
(Emilio Adolfo Westphalen (Lima, 1911-2001).)
J’ai laissé reposer tristement ma tête * Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001) – Abolición de la muerte (1935) – Abolition de la mort (Les Cahiers de Royaumont (1990) – Traduit de l’espagnol par (Pérou) par Claudine Fitte et Bernard Noël.
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He dejado descansar tristemente mi cabeza En esta sombra que cae del ruido de tus pasos Vuelta a la otra margen Grandiosa como la noche para negarte He dejado mis albas y los árboles arraigados en mi garganta He dejado hasta la estrella que corría entre mis huesos He abandonado mi cuerpo Como el naufragio abandona las barcas O como la memoria al bajar las mareas Algunos extraños sobre las playas He abandonado mi cuerpo Como un guante para dejar la mano libre Si hay que estrechar la gozosa pulpa de una estrella No me oyes más leve que las hojas Porque me he librado de todas las ramas Y ni el aire me encadena Ni las aguas pueden contra mi sino No me oyes venir más fuerte que la noche Y las puertas que no resisten a mi soplo Y las ciudades que callan para que nos aperciba Y el bosque que sé abre como una mañana Que quiere estrechar el mundo entre sus brazos Bella ave que has de caer en el paraíso Ya los telones han caído sobre tu huída Ya mis brazos han cerrado las murallas Y las ramas inclinado para impedirte el paso Corza frágil teme la tierra Teme el ruido de tus pasos sobre mi pecho Ya los cercos están enlazados Ya tu frente ha de caer bajo el peso de mi ansia Ya tus ojos han de cerrarse sobre los míos Y tu dulzura brotarte como cuernos nuevos Y tu bondad extenderse como la sombra que me rodea Mi cabeza he dejado rodar Mi corazón he dejado caer Ya nada me queda, pata estar más seguro de alcanzarte Porque lleva prisa y tinieblas como la noche La otra margen acaso no he de alcanzar, Ya que no tengo manos que se cojan De lo que está acordado para el perecimiento Ni pies que pesen sobre tanto olvido De huesos muertos y flores muertas La otra margen acaso no he de alcanzar Si ya hemos leído la última hoja Y la música ha empezado a trenzar la luz en que has de caer Y los ríos te cierran el camino Y las flores te llevan en mi voz Rosa grande ya es hora de detenerte El estío suena como un deshielo por los corazones Y las alboradas tiemblan como los árboles al despertarse Las salidas están guardadas Rosa grande ¿no has de caer? |