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Oquendo muere en España en un patético año, 1936, tan patético como el estado actual del sanatorio para enfermos tuberculosos de Guadarrama donde pasó los últimos momentos de "asfixia permanente", tan patético como su solitaria tumba (quienes tengan la posibilidad de visitarlo se encontrarán con un hermosísimo y entrañable cementerio), apenas visitada por algunos estudiantes que aman tanto su poesía como él amó la vida.
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Oquendo muere en España en un patético año, 1936, tan patético como el estado actual del sanatorio para enfermos tuberculosos de Guadarrama donde pasó los últimos momentos de "asfixia permanente", tan patético como su solitaria tumba (quienes tengan la posibilidad de visitarlo se encontrarán con un hermosísimo y entrañable cementerio), apenas visitada por algunos estudiantes que aman tanto su poesía como él amó la vida.
La historia de la Literatura no esta huérfana de poetas que pasan como de puntillas por sus paginas, como pidiendo disculpas por la molestia de ser leidos. En no pocos casos, se trata de poetas de obra breve y ediciones de tirada reducida, de ésas que apenas llegan a unos pocos amigos. También, desengañados las más veces, suelen concluir su obra —por estricta decisión personal— algo antes de que la vida los concluya a ellos, cuando no, algo antes de que ellos concluyan con su vida. El poeta peruano Carlos Oquendo de Amat pertenece, en mi opinion, a esa extraña estirpe de poetas que concibe su vida —su obra— como un perpetuo ejercicio de inmolación(1).
"CINCO METROS DE POEMAS comienza dulcemente, con voz de viejo harawi que dice a la manera de los cholistas:"Aldeanita de seda/ ataré mi corazón/ como una cinta a tus trenzas" ... y llega a ese clímax orquestal (de orquestación sin orquestación; más bien, estructura de elementos cogidos de aquí o de allá y que unidos, misteriosamente, por acción poética forman o representan ciudades como New York o Amberes..."
Carlos Oquendo de Amat nació en Puno en 1905 y murió en España en 1936. Su breve obra, reducida a los 22 textos que integran Cinco metros de poemas (1927) y a cuatro poemas publicados en la revista Amauta, basta para asegurarle un lugar de privilegio entre los más altos valores de la poesía peruana. De convicción marxista, jamás rebajó su arte hasta los abismos del panfleto ni hizo concesiones a la cambiante realidad. Su agitada existencia, signada por la pobreza, la tragedia y el exilio, es contada en las líneas que siguen por el crítico peruano Carlos Meneses*.
Carlos Belizario Oquendo Álvarez, médico y doctor en medicina por la Universidad de la Sorbona (3), fue maestro de José Antonio Encinas, Telésforo Catacora, Francisco Chuquiwanca Ayulo, Manuel A. Quiroga, Eduardo Pineda y Arce y de otros destacados puneños que desarrollaron sus estudios en el Colegio Nacional de San Carlos.
1934. La exposición se realiza en el segundo piso del portal de San Agustín, en la Plaza de Armas, donde ahora quedan instalados algunos restaurantes turísticos, en un local donde antes funcionaba la oficina de telégrafos. El vernisage va por todo lo alto, allí están los más connotados apellidos arequipeños de cualquier tiempo pasado fue mejor, las damas más bellas e inteligentes de la ciudad, la plaza de armas con el eco de la algazara ríe por sus cuatro esquinas, las estrellas tiemblan en el cielo azul infinito de la noche, el Tuturutu orina agua bendita hasta las cinco de la mañana; y el cierzo es champán francés. Allí se abraza lo más granado de la Ciudad Blanca.
"Mi primer artículo sobre Oquendo es de 1966, hace 54 años exactamente, mi tesis de bachiller en literatura, [Indagando en el fetiche (Vida y obra de Carlos Oquendo de Amat)] en la UNSA, es de 1977. En aquella época, mis profesores no sabían ni lejanamente quién era Oquendo, jamás habían escuchado hablar de un libro llamado 5 metros de poesía".
Fue hace siete años exactamente en el auditorio de la biblioteca nacional. En un evento organizado por Alvaro Lazo, "que me presentó a Vargas Llosa, y fue entonces que él me reconoció. Yo había editado entonces una biografía del novelista, en el fondo editorial de la univrrsidad, que se repartio gratuitamente a mil quinientos estudiantes".