5 metros de poemas es un libro de ruptura cuyo carácter experimental posibilitó una modernización del lenguaje poético en los años veinte. A diferencia de César Vallejo, que creía en el expresionismo, Oquendo está más cercano al ultraísmo por el peso que le asigna a la metáfora y a la fragmentación en su proyecto poético.
Carlos Oquendo de Amat y la modernidad
Por: Camilo Fernández Cozman *
En un libro relativamente reciente, George Lakoff1 comprueba que los conceptos con los que organizamos el mundo real son, en gran medida, metafóricos. Pensamos y actuamos a partir de ciertas metáforas que guían nuestro hacer cotidiano. Por ejemplo, «las ideas son edificios» es una metáfora que nos obliga a estructurar nuestros pensamientos sobre la base de pilares y a darles cohesión, de la misma manera como los ladrillos se cohesionan entre sí y aseguran la fortaleza de la construcción. Por eso, hablamos de la solidez de tu pensamiento o preguntamos: «¿Cuál es la base de lo que dices?»
Pero son los poetas aquellos que perciben los misterios de la analogía y navegan entre metáforas interminables. Concebir que la razón (la ciencia) y la pasión (el arte, por ejemplo) están disociados, constituye un craso error. El científico emplea metáforas; el artista elabora su obra con rigor intelectual.
Un diestro hacedor de metáforas fue Carlos Oquendo de Amat (1905-1936), autor de 5 metros de poemas (1927), poemario que se inscribe con ribetes distintivos en el vanguardismo y constituye un hito insoslayable para comprender el desarrollo de la tradición literaria en el Perú.
Entendemos al vanguardismo como un conjunto de escuelas literarias que comienza a manifestarse antes de la Primera Guerra Mundial, cuyas características fundamentales son: el simultaneísmo discursivo, que se revela en la articulación de diversos planos y voces en la orquestación textual; la predilección por el montaje de connotaciones cinematográficas, evidente en el caligrama de Apollinaire, donde la disposición de los versos en el espacio de la página es medular y dibuja la forma del objeto (una paloma, por ejemplo); el modelo de un discurso entrecortado con interrupciones y enlaces imprevistos, pues la concatenación abrupta de imágenes oníricas implica un desafío a nuestra racionalidad; la fragmentación del discurso, ya que el poema vanguardista constituye una especie de rompecabezas, cuya coherencia debe ser construida por el lector; el trabajo estético-formal que destruye en cierta forma la idea de representación, porque las palabras por sí mismas son las auténticas protagonistas del poema; la autocrítica del arte como testimonio de que el rasgo esencial de la literatura moderna es la crítica; y el papel de lo lúdico como cuestionador de la racionalidad moderna, puesto que el juego es un poderoso instrumento de conocimiento.
El vanguardismo poético en el Perú se manifestó por oposición al modernismo, que había entrado en decadencia en los años veinte y significó una crítica al positivismo que reducía el conocimiento al obtenido mediante los métodos de las ciencias naturales. Surgió en un contexto donde aparece el indigenismo en las diversas artes y hay una reflexión sistemática sobre la identidad nacional a través de libros como 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana de José Carlos Mariátegui.
Estructura del libro 5 metros de poemas
5 metros de poemas está «armado al modo de los fuelles de acordeón, o más exactamente al modo de las vistas postales impresas en una sola página plegada y encarpetada (...). Extendida esta página produce la primera redundancia (la primera justificación) semántica: tiene aproximadamente 5 metros de longitud, y toda esa extensión sirve de sostén a un tipo de escritura que se pretende poética, que se anuncia como poesía».2
En otras palabras, el libro es una extensa tira de papel y el conjunto quiere representar al lector los cinco metros que el título del poemario sugiere desde el punto de vista semántico. Esta novedosa estructura establece una relación muy sólida entre el objeto-poemario y el universo semántico que se desprende de los poemas, e indudablemente allí radica uno de los primeros rasgos de la modernidad de Oquendo de Amat: la estructura poética es eminentemente dialógica y se dirige a un lector activo que debe construir el sentido relacionando la orquestación del poemario con los ejes temáticos medulares que se actualizan en el libro. Es decir, la forma poética no es un mero adorno sino que contribuye a la construcción del sentido textual.
Esta opción estética aleja a Oquendo del modernismo poético, que no trabaja muy minuciosamente la dimensión espacial del poema y, por ello, 5 metros... posibilita una reflexión sobre el papel del lenguaje, hecho que significa una crítica al paradigma positivista que no problematizaba los vínculos entre lenguaje y subjetividad.
El individuo en la urbe moderna
Uno de los rasgos modernos de la poesía de Oquendo es el papel que asigna al individuo en la urbe moderna, y dicha particularidad tiene antecedentes en la obra de Charles Baudelaire y Arthur Rimbaud. Para Baudelaire, la urbe (en particular, París) era sinónimo de deshumanización del hombre por la presencia de la racionalidad utilitarista. Para Rimbaud, la ciudad era un espacio donde, en aras de una supuesta democracia, se aniquilaba la actitud crítica del sujeto.
Octavio Paz ha dicho que la modernidad se caracteriza por el cambio constante y allí los valores medievales quedan en un segundo lugar; por lo tanto, la noción de progreso y desarrollo adquiere, en la modernidad, un matiz supraindividual y una dimensión histórica. El individuo moderno quiere realizar su desarrollo en el futuro, y para cumplir con ese propósito ejerce la crítica. Para Paz, el arte moderno es un arte crítico: hace una crítica despiadada de la tradición y es una manifestación de autocrítica.
En 5 metros de poemas, el individuo ve con ironía el proyecto de la modernidad, pues en la ciudad moderna reina el imperio de la cuantificación, que reduce la relación entre los sujetos a un simple vínculo entre mercancías: las cosas valen porque tienen precio. Oquendo rechaza esa visión reduccionista a través del cristal de una mirada irónica:
Hoy la luna está de compras
Desde un tranvía
el sol como un pasajero
lee la ciudad
las esquinas
adelgazan a los viandantes
y el viento empuja
los coches de alquiler
De esa manera, el poeta enfatiza la necesidad de una visión lúdica: la luna entra a la dinámica de la oferta y la demanda, pero sobre la base del juego que elimina las tensiones de la sociedad de consumo. Se trata de humanizar las relaciones comerciales a través de un ludismo que hace partícipe a la naturaleza, y allí radica uno de los rasgos más interesantes de la escritura de Oquendo.
5 metros de poemas pone de relieve que el individuo debe tener actitud crítica para enjuiciar los diversos aportes de la modernidad, y en ese sentido recusa la alienación en el mundo capitalista. En el poema «New York», Oquendo escribe: «Y la mañana/ se va como una muchacha cualquiera/ en las trenzas lleva prendido un letrero».
La cultura de lo visual
En una de las páginas del libro aparece con letras grandes «INTERMEDIO» y luego con caracteres más pequeños «10 minutos». Se trata de la cultura de lo visual: en la modernidad los objetos, van adquiriendo importancia en la medida en que sean visualizados por el sujeto. Recordemos al gran poeta simbolista francés Stéphane Mallarmé, quien en Una jugada de dados jamás abolirá el azar dispuso las palabras como si fueran notas musicales en un pentagrama. Cuando Oquendo coloca la expresión «INTERMEDIO» hace referencia a la estética del cine, que significó la fundación de un nuevo lenguaje.
La página del poemario es vista como un écran, donde se proyectan mensajes para ser visualizados por el público; es más, la lectura del poemario es concebido como el acto de ver una película y, por eso, el «INTERMEDIO» subraya la necesidad de pausas en el proceso de lectura de 5 metros de poemas. La poesía entra en conexión con el cine y abre sus discurso a las artes plásticas, porque las palabras en 5 metros de poemas son dispuestas en muchos casos a la manera en que el pintor dispone las figuras en un lienzo. Por ejemplo:
Extraido del poema "réclam"
Esta disposición tipográfica se dirige a un lector capaz de reconstruir el sentido textual a través de la relación que se establece entre la disposición de la figura y la significación de las grafías. Dicho procedimiento tiene lazos con el caligrama del poeta vanguardista Guillaume Apollinaire, vale decir un poema que espacialmente «dibuje» la figura a la cual hace referencia el texto.
Ello nos lleva a la siguiente reflexión: en la modernidad hay un cruce de discursos heterogéneos, pues la poesía se une a la música, la pintura y el cine. El poeta, cuando escribe un poema, está -a su manera- haciendo una película; por su parte, el cineasta también llena su discurso de imágenes poéticas. En otras palabras, aquí parece asomar la idea de un arte total que integra las diversas prácticas artísticas para dar cuenta de un fenómeno tan complejo como la modernidad.
La humanización del proyecto de la modernidad
Hay dos versos de Oquendo que son sumamente ilustrativos: «nos llenamos la cartera de estrellas/ y hasta hay alguno que firma un cheque de cielo», donde observamos cómo se produce una humanización del proyecto de la modernidad debido al funcionamiento de dos ámbitos semánticos: la economía y la naturaleza. ¿Cuál de los dos ámbitos vence? He ahí una de las problemáticas centrales en el mundo moderno. En aras de la libertad, la igualdad y la fraternidad, el hombre ha institucionalizado las relaciones de la oferta y la demanda en desmedro del lado lúdico y creativo del sujeto. Para Oquendo, el ámbito predominante debe ser el de la naturaleza.
Oquendo plantea la necesidad de humanizar las relaciones comerciales a través de una relación lúdica entre el mundo de la naturaleza y la vivencia del ser humano en la modernidad. Por eso, «la luna está de compras» o «el sol como un pasajero lee la ciudad». No se trata de hacer una lectura literal de la poesía de Oquendo, sino de percibir de qué manera las metáforas constituyen modalidades de organización del mundo. Por ejemplo, si el sol es concebido como un pasajero que lee el gran libro de la ciudad, ello indica que las fronteras entre lo humano y lo natural no quedan tan claras y, por lo tanto, no son susceptibles de cosificación. El hombre no es una cosa, sino un sujeto que dialoga con los otros y con la naturaleza humanizada.
A manera de conclusión
Cuando Mario Vargas Llosa recibió el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en 1967, pronunció un discurso cuyo título era La literatura es fuego y allí habló de Oquendo de Amat como testimonio del artista rebelde que no se resigna a ser domesticado por la sociedad oficial. La literatura es fuego porque significa rebelión interminable y a la sociedad no le queda sino dos opciones: acallar la voz del artista o resignarse a recibir las interminables críticas de éste.
5 metros de poemas es un libro de ruptura cuyo carácter experimental posibilitó una modernización del lenguaje poético en los años veinte. A diferencia de César Vallejo, que creía en el expresionismo, Oquendo está más cercano al ultraísmo por el peso que le asigna a la metáfora y a la fragmentación en su proyecto poético. Si Martín Adán formulaba un antisoneto (inusual sincretismo de forma clásica e imágenes vanguardistas), Oquendo siempre fue un devoto del verso libre. Si el surrealista César Moro se solazaba en el empleo de la escritura automática, Oquendo buscó más la síntesis a través de un trabajo artesanal con el espacio tipográfico de la página en blanco. Por las razones antes expuestas, no queda sino volver a leer con placer 5 metros de poemas y comprender que el homo ludens todavía, por suerte, habita entre nosotros.
(*) Profesor de la Escuela de Post Grado de la UNMSM y de la Universidad San Ignacio de Loyola.
NOTAS
1. Me refiero a Metáforas de la vida cotidiana, publicado en los años ochenta.
2. Bueno, Raúl. Poesía hispanoamericana de vanguardia. Lima: Latinoamericana Editores, 1985, p. 115.
FUENTE: http://www.desco.org.pe/recursos/sites/indice/68/312.pdf copiado el 10/07/2018